
Un
aparatoso accidente de avión sobre una isla de catálogo vacacional. FLASH! Un cirujano
con ojos de cordero, arrogante, paternalista, y marimandón. FLASH! Un guaperas demodé
a lo Melrose Place con eterno careto de dolor de úlcera estomacal, y
descendiente directo de la socarronería marca Han Solo. FLASH! Un iraquí de
rizo cremoso y mirada ausente capaz de arreglar cualquier cosa, o pegarte una
paliza hasta saber si dices la verdad. FLASH! Una fugitiva a lo chicazo porque
el mundo me hizo así, sospechosa de haberse operado los labios, como excusa
perfecta para crear tensión sexual entre los dos machos en edad de merecer. FLASH!
Unos hermanos pijosuperguays que pasaban por allí, o sea, con una historia
morbosa que te cagas. FLASH! Un emo yonki y canijo, junto a un gordinflón de
habla simple y buen corazón como pareja cómica a lo Timón y Pumba. FLASH! Un
calvo misterioso obsesionado con la idea de que si la isla les has conducido hasta
allí, sin duda es por alguna razón. FLASH! Una pareja de coreanos y un padre
plasta y su hijo y un montón de supervivientes más, dispuestos todos ellos a
contarnos sus miserias vitales a base de FLASH! FLASH! Y mucho ruido de
tiranosaurio resonando aquí y allá, y osos polares en mitad de la jungla, y la
presencia de otra gente que roba bebés, y fichas blancas y negras en un juego antiquísimo
al que siempre gana un niño con habilidades especiales, y lo mejor de la
función: FLASH!, la secuencia maldita de números. FLASH! FLASH! REQUETEFLASH!
Aquí
el resultado de tomarnos la tensión durante toda la temporada…
Resumiendo…
LLEGAR HASTA EL FINAL REQUIERE MUCHA FE!
Lo
que Sí…El magnífico episodio de Hugo y los números; la presencia del Humo
Negro; la señal que se lleva repitiendo en francés desde hace 16 años; los
silencios y miradas de Locke, las réplicas de Sawyer, y la simpatía de Hugo; pese
a que el pasado de los personajes es tan artificial, como rebuscado, la manera
en la que se nos va contando crea interés al jugar con el efecto sorpresa entre
tantas falsas apariencias; momento en el que un desconocido que se va de regata
le dice a Jack aquello de que nos veremos en la otra vida; la reivindicación de
los personajes de atrezzo de conseguir más protagonismo, y el pique de los
secundarios con el llamado equipo A.
Lo
que No… El esfuerzo que supone llegar hasta el final de un prólogo de 25
episodios; abusar de tópicos y lugares comunes en el desarrollo de personajes; los
gratuitos y tramposos golpes orquestales para crear tensión que preceden a las
pausas publicitarias; algunas de las situaciones entre los personajes son tan
ridículas como las de un gran hermano isleño; el sonidito machacón a lo que
viene que viene un flashback; hay tantas cosas en la isla, que uno tiene la
sospecha de que se la han pegado en un parque de atracciones; el insufrible
Charlie, y el irascible Michael; lo de que Locke le dé un riñón a su papá, de
lo más bochornoso y ridículo; esos finales de episodio a cámara lenta y música
amelocotonada; el clímax de los dos últimos episodios es forzado, precipitado,
y demasiado tramposo; acabar la temporada con muy pocas aportaciones al
imaginario televisivo.