De su cine nos gusta esa sensación de viajar hacia el corazón de las tinieblas de una sociedad alienada, ruidosa, ensimismada ante las aberraciones que el progreso sin alma produce, donde los personajes sucumben asfixiados a un continuo proceso de deshumanización y desesperanza ante tanto artificio, y ninguna vía de escape. Todo ello y mucho más facturado con una atmósfera y un sentido del suspense envidiables.
Alien3 (1992). Su puesta de largo en cine. De atmósfera
obsesiva, sensual, con persecución final de alta tensión. Es floja, pero no
mala. [+]
Se7en (1995). Y a partir de aquí, ningún thriller, ni ningún
psicokiller volvieron a ser lo mismo. Húmeda, asfixiante, voyeur, hizo de Morgan
Freeman el reemplazo perfecto de estrella secundaria con carisma y presencia a
lo Sean Connery. De guión esquemático, es una de las películas que más hemos
disfrutado en cine. Inolvidable los títulos de crédito iniciales al son de los
Nine Inch Nails. [+]
The Game (1997). Aunque entretenida, no nos acabó de
convencer la dualidad realidad-ficción que planteaba la historia. Su final es
de parecido razonable con el final del ‘Abre los Ojos’ de Amenábar. En algún
sitio leímos que pretendió ser la ‘Con la muerte en los talones’ de estos
tiempos. [+]
El club de la lucha (1999). La que más nos gusta, y la que
siempre recomendamos como de obligado visionado. Caos y esquizofrenia desatados en un sistema agonizante, del que sólo se puede salir a través del ¿amor? Frase
final antológica a lo chica me has pillado en un mal día, mientras el mundo se
derrumba literalmente, hizo grande ante nuestros ojos a Brad Pitt. No olvidar al
gigante Edward Norton y la BSO de The Dust Brothers. [+]
La habitación del pánico (2002). Tras la caída de las torres
gemelas, tocaba hablar de la paranoia y la desconfianza. Interesante, pero adolece de falta de carisma. Fue el debut de Kristen Stewart, la empalagosa protagonista
de los Crepúsculos varios. [+]
Zodiac (2007). De cómo la sociedad de la información se
fagocita a sí misma, y la imposibilidad de capturar una realidad objetiva y
veraz ante un océano de rumores, chismes, y subjetividades varias. El horror pasa a formar parte de la cultura
pop en esta historia basada en hechos reales de impecable factura, y tensión
infinita. Para muchos su mejor película hasta el momento. [+]
El curioso caso de Benjamin Button (2008). Demasiado
azucarada, y todo por culpa del guionista de Forrest Gump, que intentó repetir éxito,
y se quedó a medio camino, desaprovechando así un planteamiento más que fascinante. Su trabajo más comercial, de estética impecable, y
carisma efímero. [+]
La red social (2010). Mítica en su retrato de la sociedad
actual, donde la soledad y la incomunicación marcan sus cotas más altas, pese a
la sobredosis de interconexión social existente. La escena final es para aplaudir con
las orejas. Magistral control del tiempo de la narración en una historia que,
en manos de otro, se habría convertido en película de sobremesa de domingo y siesta.
Magistral guión del televisivo Aaron Sorkin, y electrizante BSO de Atticus Ros y Trent Reznor. [+]
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