Lo que la Cinefagia nos dejó en 2011

Nuestro yo cinéfago avisa de antemano: “que sepáis que ni he visto todo lo que se ha estrenado en el 2011; ni todo lo que he visto es del 2011”. 

De lo que ha visto en 2011, nuestro yo cinéfago considera imprescindible la evocación y la tensión dramática de MELANCHOLIA (Lars Von Trier, 2011), el lirismo y la contundencia del mensaje de HAEVNEN (Susanne Bier, 2010), y la terrorífica historia de la estafa financiera a nivel mundial contada en INSIDE JOB (Charles Ferguson, 2010). 

Nuestro yo cinéfago también recomienda la frialdad y precisión de UN MÉTODO PELIGROSO (David Cronenberg, 2011), la atmósfera enfermiza de CISNE NEGRO (Darren Aronofsky, 2010), la disfuncional mirada de los Coen a la hora de versionar VALOR DE LEY (Joel y Ethan Coen, 2010), y la sabiduría de aquel que sabe que cualquier tiempo pasado nunca es mejor de MIDNIGHT IN PARIS (Woody Allen, 2011). 

Hay películas que han resultado ser mejor de lo que nuestro yo cinéfago esperaba, como la romanticona y agradable LOS SEDUCTORES (Pascal Chaumeil, 2010), la imaginativa y sugerente CÓDIGO FUENTE (Duncan Jones, 2011), la escalofriante y resultona -primera producción de Shyamalan- LA TENTACIÓN DEL MAL (John Erick Dowdle, 2010), y la espídica y gamberra ATTACK THE BLOCK (Joe Cornish, 2011). 

Y hay otras películas que han resultado ser más flojas de lo que prometían, como la sensorial –que no emotiva- EL ÁRBOL DE LA VIDA (Terrence Malick, 2011), la nostálgica –que no mágica ni original- SUPER 8 (J.J. Abrams, 2011), y la curiosa –que no imprescindible- EL ILUSIONISTA (Sylvain Chomet, 2010). 

Luego están aquellas otras películas que han hecho perder el tiempo a nuestro yo cinéfago, como la malograda HANNA (Joe Wright, 2011), la soporífera PIRATAS DEL CARIBE 4 (Rob Marshall, 2011), y la ridícula COWBOYS & ALIENS (Jon Favreau, 2011). 

Por suerte, siempre queda algún clásico por descubrir, como la estremecedora LADRÓN DE BICICLETAS (Vittorio De Sica, 1948), la delirante ¿QUÉ FUE DE BABY JANE? (Robert Aldrich, 1962), o la electrizante LA ROSA PÚRPURA DEL CAIRO (Woody Allen, 1985). 

Por último -ciñéndonos exclusivamente a lo estrenado y visto en 2011-, esta sería la nube que nuestro yo cinéfago encontraría en su horizonte de multisala y combo de palomitas con refresco del año que ya pasó.