Sábado noche: sin ella a la vista.
Agarro el mando a distancia, caigo sobre el sofá, la tele se enciende, bostezo,
cambio de canal, con los ojos en la pantalla, cambio de canal, ya es tarde: lo
dice el reloj del deuvedé. Cambio de canal. Quinto bostezo, me levanto y
eructo, pero no en ese orden, creo. Debería encargar otra pizza, aunque mis
lorzas supliquen clemencia. Entro en la cocina, me gustaría ser benévolo. Rebusco
en la nevera: lo siento chicas, necesito una más. Descuelgo el teléfono:
nueveunoseisseissiete…: hola, llamo para encargar una pizza.
¿No te estás pasando un poco mucho?
¡Aaahhh!, grita una
anciana mientras es arrollada por un coche. Dos veces. Rápido activo el mute del
televisor.
Me gustaría que dejases de llamar de una vez.
Sólo quiero una pizza.
Claro, como siempre.
Sí, por favor: lo de siempre.
Y tras repasar lo de
siempre, cháchara comercial e insulsa: no gracias, sólo quiero la pizza y ahora
tampoco estoy interesado en la oferta del pack de costillas y alitas de pollo… No
es nada personal, en serio… Perfecto… Qué quieres que te diga, me gusta esta pizzería… Sí, que traiga cambio… ¿Ein?... Pues búscate otro trabajo… Lo
mismo: que os den, a ti y al imbécil ése… Vaya servicio de mierda.
Sábado noche. Una pizza menos. Agarro el mando a distancia, caigo sobre el sofá, no miro la tele. Cambio
de canal.
Créditos
- Texto de Ernesto Adosado, escritor fracasado de vocación.
- Imagen de una pizza encontrada al googlear pizza en la pestaña imágenes.
- Vídeo de Hooverphonic versionando el "Unfinished Sympathy" de Massive Attack, cuya letra podrás leer aquí.
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