Darte un voltio por Feisbukland y acabar de narices en un oscuro sótano rodeado de un grupo de adultos ausentes -entre los que hay dos calvos a lo gotas de agua, y gente nacida en Abingdon- tratando de bajar una escalera en helicóptero, con la sana intención de destapar una olla a rebosar, no de garbanzos, sino de secretos que molaría mazo confesar, pero que mejor te los callas, no seas guarrote, y si no te puedes aguantar, te vas y lo susurras entre colegas con ritmo y gracia, pero sin que se entere tu madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No te cortes, siéntete libre y ponnos a parir...