De su cine nos gusta esa lucha continua entre la calidad y el sentido del espectáculo, batalla que no siempre gana. Sin olvidar sus brillantes planteamientos conceptuales, la atmósfera de sus imágenes, y un especial tratamiento de la música a lo wagneriano, que le permite dar mayor densidad a lo que cuenta, no siempre para bien.
Following (1998). Su primera película, nuestra asignatura pendiente. De hecho, no aparece ni en el video resumen. [+]
Memento (2000). Para nosotros, su obra maestra hasta el momento. Una película que se cuenta hacia atrás para hablarnos del autoengaño, de nuestra capacidad para reinventar la realidad a nuestra conveniencia. [+]
Insomnio (2002). Aquejada de cierta chispa, el duelo entre Al Pacino y Robin Williams, junto a esa luz diurna y eterna que actúa como juez de un universo de moral dudosa, se encuentran entre sus mejores bazas. [+]
Batman Begins (2005). Una primera hora de armonía perfecta entre calidad y comercialidad, seguida de una segunda hora olvidable y cansina. [+]
El truco final: el prestigio (2006). Entretenida, y con sorpresa final incluida, que no es suficiente para salvar una película donde la comercialidad fagocita finalmente la calidad, convirtiéndola en algo anecdótico. [+]
El caballero oscuro (2008). Mucho ruido y pocas nueces. Inolvidable Heath Ledger en la piel de un Joker antológico, dios y señor del caos más absoluto, en un universo donde lo bueno y lo malo dependen tanto del lugar y el contexto donde esté situado uno, como del posicionamiento del observador externo. Todo lo demás, es un corre-vete-y-dile con mucha traca. [+]
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